martes, agosto 30, 2011

Somos culpables de este amor escandaloso.

Esto deberás leerlo con esa vocecita media cantadita, esa vocecita entre Tilusa y la Berenger.
Con música de fondo, bien bajita, bien bien bajita. Como las películas de amor francesas.
No cualquier película de amor francesa, ésas de los 70.
Con los ojos bien abiertos, bien grandes, como en un orgasmo.
Y con mucho cuidado, no vaya a ser cosa que duela esa partecita del pecho, que pareciera ser donde se acumula la pena.

La eterna búsqueda de culpables ha terminado.
Estoy dispuesta a aceptar los cargos que se me inculpan. Incluso aquellos que sé, nada tienen que ver conmigo. Estoy dispuesta a cargar con la muerte del Archiduque Francisco Fernando si así quieren. Y me da lo mismo pensar que "algún día entenderán"... Entender qué, yo no necesito que nadie entienda nada, yo a veces me entiendo y con eso me basta.

Y no me sentaré a esperar que la vida y los sueños jueguen a la pinta.
Mientras siguen enumerando los cargos.
Yo jugaré a la escondida con el miedo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Unos como invasores
otros como invadidos
¿qué país
no ha perdido la inocencia?
pero además
¿de qué sirve un país inocente?
¿qué importancia tienen
las fronteras pusilánimes
las provincias de la ingenuidad?

sólo los países
que pierdan su candor
podrán reconocer al enemigo

así es que no reclamo
país inocente en todo caso busco
un extraño país capaz
de declararse
culpable
de inocencia."

Quizás la solucion no es buscar culpables... sino sencillamente declararse culpables... no esconderse junto al miedo; jugar con el miedo a la pinta apostando lo mas valioso que tenemos: nuestros sueños!!! Después de todo, no somos lo que hacemos; somos lo que soñamos... porqué tendríamos que pedir perdón, sentir culpa o pedir explicaciones por actuar en función de aquello que nos constituye como tales?