martes, febrero 24, 2009

Por eso escucho Silvio.

Escucho Silvio sólo cuando estoy así, inconsistente, simplemente energía en un universo que se desparrama. No sé si la palabra es desdoblarse, no sé tampoco por qué esucho Silvio cuando estoy así. Pero me veo ahí, lángida, con ojos hinchados, quizás de lágrimas guardadas, quizás por leer frente al computador.
Canto en voz baja, y escucho como ella canta, siento que es falta de respeto el ruido y procuro pinchar las teclas con delicadeza, para que no se moleste; pero por mucho que procure cuidado, el sonido del teclado se hace más fuerte de lo común. Y cada letra del abecedario, es una piedra que es tirada con rencor a el agua tranquila y pacifica, en un sitio donde los árboles hacen eco al rebote de cada piedra en el agua.
Mis ojos miran como si intentaran ver lo que ella ve. y el sonido del silencio se hace pesado y agotador, como cuando en la carretera se tapan los oidos y escuchas a lo lejos a la lejanía. Por eso escucho Silvio.

jueves, febrero 12, 2009

Yo.

He escrito mucho sobre otras personas que viven en mi cabeza, sobre partes de mi; ahora es cuando debo hablar de quien soy. Mi nombre es Eliana y tengo quince, el ocho de abril cumplo los dieciséis, soy una niña que muchas veces no quizó serlo, que quizó ser mas grande, vivir otras cosas. Soy hija de una mujer intachable, y un hombre que me donó muchos de mis defectos, sin embargo tengo eso a lo que llaman Padrastro aunque encuentro que la palabra es horrible, y prefiero simplemente decirle Papá; que es un niño en cuerpo de grande, y tiene valores honorables. Tengo a una mujer imprescindible en mi vida, a mi abuelita, quien lleva mi mismo nombre.

Viví cosas feas, que me ayudaron a ser más fuerte, sin embargo preferiría ser la mas débil y no haberlas vivido jamás.
Me gusta la política y el debate, me gusta la sociedad Chilena; disfruto ser Chilena. Soy muy dependiente de la gente que tengo cerca y muchas veces les he mentido para no hacerles daño.
Demuestro que las cosas no me afectan, no me gusta mucho llorar en público y me gusta sentarme con la espalda derecha.
Escucho Folclore y amo la cueca.
Tomo y fumo y no por eso estoy perdida y no tengo futuro.
Le tengo pánico a las inyecciones y aguijas, prefiero sufrir un dolor, antes de que me pongan la anestesia.
Hace poco dejé de hacerlo, pero antes lloraba con la canción Penélope de Joan Manuel Serrat.
Me gusta ver las estrellas antes de acostarme, y leer. Disfruto de una buena conversación y me agota carretiar como lo hice en alguna época. Me dan pena las niñas de trece o catorce años que andan en la calle vestidas como cualquier cosa, y le sacan el jugo a su cuerpo; cuando después piden que las repiten porque "La mujer no es un objeto sexual"
Me emputece ver a niños fumando marihuana por moda o porque el amigo lo hace y es bacán.
Me apestan las minas que carretean todos los fines de semana y de lo único que hablan es de minos.
Pero saben, en algún momento yo quise ser así; lo intenté y muchos de los que ahora están leyendo estas líneas se deben acordar, yo quise ser así, bonita, simpática y tonta. Y en cierto momento lo logré, me duró poco, pero lo logré. Logré fingir pasarlo bien con niños con zapatillas nike y pantalones arremangados, escuchando reggaeton; con niñas pintadas y de pelo liso que se reían de lo que fuera. Carretié con ellos, y en cada fiesta veía como caía uno mas.
Pasé ese t
rance, ahora tengo menos amigos, es cierto, ahora carreteo menos, pero ahora soy más feliz.